Título Original: Limelight
Director: Charles Chaplin
Guión: Charles Chaplin
Música: Charles Chaplin
Fotografía: Karl Struss
Producción: United Artists
País: Estados Unidos
Año: 1952
Género: Drama
Duración: 132 min.
Reparto: Charles Chaplin, Buster Keaton, Claire Bloom, Nigel Bruce, Norman Lloyd, Sydney Chaplin, Andre Eglevsky, Melissa Hayden
Londres, 1914. A Calvero, el que fuera un día gran artista de variedades, son ya muy pocos los que le recuerdan. El genial payaso, casi un anciano, vive refugiado en el alcohol y, de vez en cuando, para subsistir, se asocia a grupos de músicos callejeros, tocando, eso sí, con una chistera que le sirve para ejercer la mendicidad sin perder el prestigio. Calvero salva a Teresa, una joven bailarina sin trabajo, de morir de desesperación. Áquel intento de suicidio, que Calvero ha frustrado, será el primer paso de la muchacha en una carrera ascendente.
El miedo a las corrientes comunistas asola Usamérica y se entra en una espiral que parece haber enloquecido el ambiente de Hollywood. Chaplin no puede resignarse a las injusticias de las que es testigo. El intento de deportación del músico Hans Eisler y de su mujer, sólo por el hecho de ser parientes del líder comunista alemán Gerard Eisler, provoca que Chaplin proteste e incluso envíe un telegrama a Pablo Picasso en su residencia de París para que los intelectuales de aquel país también protesten ante la embajada norteamericana. La prensa Hearst carga contra él acusándole de traición: “La intolerable injerencia en los asuntos americanos de un extranjero establecido en nuestro suelo desde hace treinta y cinco años, bien conocido por su ignominia moral, sus enormes deudas, su cobarde actitud durante las dos guerras mundiales y su vinculación confesada con los comunistas”. El senador republicano Harry P. Cain pide su deportación aunando el hecho de la carta enviada a Picasso a los escándalos de su vida privada. Un Chaplin que ya ha alcanzado la sesentena ve como lo que antes eran aplausos ahora son abucheos, críticas y calumnias. Como un gran artista que ya no es querido, ve a su alrededor como las grandes luces de su particular escenario van apagándose sin remedio. En un ambiente de caza de brujas, de una campaña gubernamental para contribuir al rearme y de una histeria frente al que es considerado el enemigo, Chaplin no puede evitar dejar volar la mente a sus años de “Candilejas”.
“Limelight”, título original de la película, hace referencia a las luces especiales que se colocan solamente para iluminar a una gran figura de la escena. Es algo más que las “Candilejas” con las que se tradujo el título, al hacer referencia al reflector que enaltece a la estrella. Una luz equivalente a la fama y a la admiración. Utilizando un juego de palabras encontramos la expresión “Limey”, con la que Chaplin fue apodado por Mack Sennett rememorando esos años de juventud, de irrupción emergente desde ese barrio miserable de Londres conocido como Limehouse. “Candilejas” es la mirada del maestro a lo conseguido, a los sueños forjados en esos music-halls en los que anhelaba convertirse en uno de los grandes. Quizás una radiografía de lo que habría sido Chaplin de no tener la suerte de dar el salto a la meca del cine. El protagonista de la película no es más que un pobre diablo que tuvo sus años de gloria pero que acabó derruido por la bebida. Chaplin coge los elementos de su juventud y del Londres de principios de siglo acometiendo una historia con la que llenará 750 páginas. Tras varios retoques y reelaboraciones el rodaje comienza el 19 de Noviembre de 1951.
“Limelight”, título original de la película, hace referencia a las luces especiales que se colocan solamente para iluminar a una gran figura de la escena. Es algo más que las “Candilejas” con las que se tradujo el título, al hacer referencia al reflector que enaltece a la estrella. Una luz equivalente a la fama y a la admiración. Utilizando un juego de palabras encontramos la expresión “Limey”, con la que Chaplin fue apodado por Mack Sennett rememorando esos años de juventud, de irrupción emergente desde ese barrio miserable de Londres conocido como Limehouse. “Candilejas” es la mirada del maestro a lo conseguido, a los sueños forjados en esos music-halls en los que anhelaba convertirse en uno de los grandes. Quizás una radiografía de lo que habría sido Chaplin de no tener la suerte de dar el salto a la meca del cine. El protagonista de la película no es más que un pobre diablo que tuvo sus años de gloria pero que acabó derruido por la bebida. Chaplin coge los elementos de su juventud y del Londres de principios de siglo acometiendo una historia con la que llenará 750 páginas. Tras varios retoques y reelaboraciones el rodaje comienza el 19 de Noviembre de 1951.
La duda era quien podía interpretar a la bailarina que supone el contrapunto femenino al personaje de Calvero. Tras leer cartas y ver a centenares de chicas, alguien le habla de una joven actriz que está despuntando en Londres y que ya atesora cierta experiencia teatral. Su nombre es Claire Bloom. Acaba siendo contratada y Chaplin manda a un equipo a Londres para que ruede exteriores. La ciudad todavía sufre los daños de la guerra y Charles tiene que reconstruir en su Estudio los barrios de juventud. Más artista que nunca, diseñó los vestidos, compuso la inmortal música del ballet de la película y se metió de lleno en su proyecto más personal, con el que desde su humilde personaje de Calvero pretendía rendir tributo a una brillante carrera además de una profesión como la de actor, la de cómico, la de mimo. Para ello buena parte de su familia formó parte del reparto, su hijo Sydney, su mujer Oona que dobla a Claire Bloom en las escenas en las que su personaje está postrada en la cama, su hermanastro Wheeler Dryden que interpreta al médico, además de contar con su gran rival de los años dorados: Búster Keaton, otro símbolo olvidado con una escena en camerinos significativa e inolvidable.
Chaplin decide no estrenar en Estados Unidos ante la mala acogida de “Monsieur Verdoux”. Las autoridades, además, apuntan que si Chaplin sale del país nunca más podrá volver. Siendo consciente de su destino prepara su viaje, una larga ruta que ponía punto final a una vida llena de vivencias en Estados Unidos. Antes de embarcarse prepara el plan de exhibición de la película que comenzará en Londres y que seguirá por las principales capitales europeas. El verano de 1952 lleva a cabo las gestiones pertinentes y las autoridades de inmigración aseguran su retorno. La familia se embarca en el Queen Elizabeth y las autoridades aprovechan para anunciar que se abre un expediente contra Chaplin por sus actividades antinorteamericanas y que si vuelve será internado en Ellis Island y tratado como cualquier inmigrante. La prensa aplaude desprenderse del que consideran que ha minado las bases de la moral norteamericana. Chaplin se resiste a creer que nunca volverá.
Chaplin decide no estrenar en Estados Unidos ante la mala acogida de “Monsieur Verdoux”. Las autoridades, además, apuntan que si Chaplin sale del país nunca más podrá volver. Siendo consciente de su destino prepara su viaje, una larga ruta que ponía punto final a una vida llena de vivencias en Estados Unidos. Antes de embarcarse prepara el plan de exhibición de la película que comenzará en Londres y que seguirá por las principales capitales europeas. El verano de 1952 lleva a cabo las gestiones pertinentes y las autoridades de inmigración aseguran su retorno. La familia se embarca en el Queen Elizabeth y las autoridades aprovechan para anunciar que se abre un expediente contra Chaplin por sus actividades antinorteamericanas y que si vuelve será internado en Ellis Island y tratado como cualquier inmigrante. La prensa aplaude desprenderse del que consideran que ha minado las bases de la moral norteamericana. Chaplin se resiste a creer que nunca volverá.
El transatlántico llega a Cherburgo, Francia, en una pequeña escala. Allí es recibido con entusiasmo y es preguntado por su práctica expulsión de USA. Lo mismo se repite ya en Southampton donde se encuentra tan a gusto en un entorno que le respeta que incluso realiza la danza de los panecillos de “La quimera del oro” y habla de futuros proyectos. Londres se rendirá a Chaplin, todas las marquesinas se encienden con su nombre, le reciben los viejos amigos de profesión, los mendigos imitan sus andares y la multitud se agolpa vitoreando a su héroe, a su hijo pródigo. Un Chaplin emocionado ve como “Candilejas” consigue una entusiasta acogida en el Teatro Odeón de Londres ante diez mil espectadores en una sesión benéfica en la que todo lo recaudado es para los ciegos del país. La princesa Margaret y toda la aristocracia inglesa aplauden lo nuevo de Chaplin lleno de humor y sentimiento, Charles es llevado en volandas al escenario y allí se abraza con Claire Bloom que corre hacia él después de venir del teatro Old Vic donde ha estado representando la Julieta de Shakespeare. Los años han pasado pero con su tierna y sincera historia del cómico arrinconado vuelve a recibir el cariño y la admiración más gratificante, la de los suyos.
Al otro lado del charco llegan los ecos del gran éxito de “Candilejas” en Europa. Samuel Goldwyn, el gran productor, se posiciona a favor de Chaplin señalando como una gran injusticia todo lo caído sobre su figura calificándolo como el más gran artista que alguna vez ha pisado suelo americano. Las autoridades terminan rectificando la medida que declara a Chaplin indeseable en Estados Unidos pero Chaplin no quiere volver a un país que le ha hecho sufrir de esa manera. Oona viaja a Estados Unidos y en una semana liquida todos los bienes de Chaplin allí. Después renuncia a la nacionalidad norteamericana y se convierte en ciudadana británica. En otras tierras se han encendido unos focos que parecían que no volverían a encenderse. A esa luz, la de las candilejas, se dirigen la pareja hacia un destino mejor. Hollywood no podría sacarse la sensación de culpa hasta veinte años después cuando “Candilejas” se estrena en Estados Unidos. Ese año Chaplin recibiría un emotivo Oscar honorífico para el año siguiente recibir la estatuilla a la mejor música por esa película. Todo ello no podía reparar el daño, pero Chaplin ya había logrado fuera de Estados Unidos, rodeado de los suyos, la auténtica felicidad.
Nacho Gonzalo (Lo que yo te diga)Al otro lado del charco llegan los ecos del gran éxito de “Candilejas” en Europa. Samuel Goldwyn, el gran productor, se posiciona a favor de Chaplin señalando como una gran injusticia todo lo caído sobre su figura calificándolo como el más gran artista que alguna vez ha pisado suelo americano. Las autoridades terminan rectificando la medida que declara a Chaplin indeseable en Estados Unidos pero Chaplin no quiere volver a un país que le ha hecho sufrir de esa manera. Oona viaja a Estados Unidos y en una semana liquida todos los bienes de Chaplin allí. Después renuncia a la nacionalidad norteamericana y se convierte en ciudadana británica. En otras tierras se han encendido unos focos que parecían que no volverían a encenderse. A esa luz, la de las candilejas, se dirigen la pareja hacia un destino mejor. Hollywood no podría sacarse la sensación de culpa hasta veinte años después cuando “Candilejas” se estrena en Estados Unidos. Ese año Chaplin recibiría un emotivo Oscar honorífico para el año siguiente recibir la estatuilla a la mejor música por esa película. Todo ello no podía reparar el daño, pero Chaplin ya había logrado fuera de Estados Unidos, rodeado de los suyos, la auténtica felicidad.
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