miércoles, 28 de septiembre de 2011

El guateque, Blake Edwards, 1968


Título original: The party
Director: Blake Edwards
Guión: Blake Edwards, Tom Waldman, Frank Waldman
Fotografía: Lucien Ballard
Música: Henry Mancini
Producción: Warner Bros. Pictures
País: Estados Unidos
Año: 1968
Género: Comedia
Duración: 99 min.
Intérpretes: Peter Sellers, Claudine Longet, Marge Champion, J. Edward McKinley, Fay McKenzie


Hrundi V. Bakshi es un patoso actor de origen hindú que se encuentra rodando una película en el desierto. Por sus continuas meteduras de pata, es despedido del rodaje. Inesperadamente, recibe una invitación para asistir a una sofisticada fiesta organizada por el productor de su última película. Gracias a Hrundi, en la fiesta se producirán las situaciones más disparatadas. (FILMAFFINITY)


La acción tiene lugar en una moderna mansión residencial de L.A., propiedad del productor de cine Fred Cutterbuck (McEnzie). El actor hindú Hrundi V. Bakshi (Sellers), tras provocar la voladura anticipada de un plató de cine, es invitado por error a la fiesta de postín organizada por el productor del film y su esposa Molly (Green). No conoce a los invitados, pero pronto se hace notar. Se gana la simpatía de la aspirante a actriz más guapa de la fiesta, Michèle (Longet). Él es educado, agradable, culto, sencillo, inocente y curioso. Carece de sentido del humor y le persigue la mala suerte. Es desmañado y patoso a rabiar. Ella es atractiva, guapa, honrada, decente e incorruptible. Tiene buena voz, toca la guitarra y desea ser actriz.

El film es una comedia de humor disparatado, alocado, delirante y burlesco. Añade elementos de romance y de crítica social. La obra se plantea como un homenaje al humor del cine cómico mudo (slapsticks) . Se inspira en el cine de Jacques Tati, especialmente en tres de sus películas: Playtime (1967), Las vacaciones del Sr. Hulot (1953) y Mi tío (1958). De la primera toma ideas para la secuencia de la cena, de la segunda el coche-motocicleta y de la tercera el surtidor y otros referencias. Como Charlot, Bakshi es inocente y bondadoso, poco mañoso y desmañado, se ve perseguido por la mala suerte, pero conquista a la chica más guapa del film. Bakshi se diferencia del inspector Clouseau porque es inocente y sencillo, competente, carece de vanidad y las desgracias le sobrevienen por mala suerte, no por su estupidez. Como Laurel y Hardy, usa la confusión y el error como fuentes de comicidad. Como en los films mudos, comienza con una introducción, en la que parodia una escena de Gunga Din (George Stevens, 1939), protagonizada por Sam Jaffe.


La película se apoya en un argumento escueto, que sirve de pretexto para encadenar una sucesión de gags. El libreto tiene menos de 60 páginas. La distribución de la comicidad se ajusta a un crescendo que comienza con gags minimalistas, contados con parsimonia y riqueza de detalles, enmarcados en una atmósfera tranquila, para avanzar gradualmente hacia una catarata de desastres. El realizador, además, del entretenimiento, busca colocar en la picota al mundo de Hollywood y del cine. Lo presenta como un universo aburrido, dominado por la hipocresía, traicionero, sin escrúpulos, dado a la corrupción, aficionado a la mentira y al engaño, poseído por la codicia y obsesionado por el dinero.

Algunos personajes responden a estereotipos de la sociedad del cine californiano. El director (Ellis) del film de aventuras trata de engañar a una jovencita, el productor está más preocupado por salvar las joyas de su mujer que a su mujer, la estrella del western (Miller) es un bruto, la mujer del productor es alcohólica, etc. La burla ridiculiza lo que los jerarcas del cine comen (sopa de fresa), cómo visten y peinan (rellenos y tupés), lo que reflejan sus casas (megalomanía y estupidez), etc. Adicionalmente, se burla de las grandes preocupaciones de la alta sociedad californiana, para la que el mundo camina hacia un cataclismo que llegará de la mano de los rusos, los comunistas, la explosión demográfica asiática (China, Japón e India) o los jóvenes inconformistas. En contraposición, Blake Edwards sugiere que el submundo codicioso y estúpido, puede saltar hecho añicos gracias a una juventud nueva, alegre y divertida, o de un ataque colectivo de risa. Como demuestra el film, la juventud alegre y la risa pueden ser más destructivas que un tornado.


La música, de Henri Mancini, aporta una excelente banda original, de 12 cortes, con composiciones descriptivas (“Birdie Nam Nam”), de acompañamiento (“The Party”), ambientales (saxo y orquesta), de construcción argumental (“Nothing To Lose”, balada a cargo de Longet) y de moda (“Meglio stasera”). La fotografía, de Lucien Ballard, en panavisión y color (deluxe), ofrece travellings vibrantes, planos cortos inquisitivos y expresivas tomas largas. Crea numerosos y ocurrentes lances de comicidad visual, que a veces ofrece fuera de plano.

Film muy divertido. Posiblemente es la mejor comedia del realizador.

Miquel Alenyà (La gran evasión)

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