miércoles, 26 de octubre de 2011

Sopa de Ganso, Leo McCarey, 1933



Título Original: Duck soup
Director: Leo McCarey
Guión: Bert Kalmar & Harry Ruby
Música: Arthur Johnston
Fotografía: Henry Sharp (B&W)
Producción: Paramount Pictures
País: Estados Unidos
Año: 1933
Género: Comedia
Duración: 70 min.
Reparto: The Marx Brothers (Los Hermanos Marx): Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Zeppo Marx; Margaret Dumont, Louis Calhern, Raquel Torres, Edgar Kennedy.


La República Democrática de Freedonia, un pequeño país centroeuropeo, a cuyo frente se encuentra el muy liberal señor Rufus T. Firefly, se ve amenazada por la dictadura de Sylvania, país de vieja y reconocida solvencia como agresor. Dos espías de prestigio, Chicolini y Pinky, sirven a Sylvania, lo que no impide que acaben siendo ministros del ahora ya excelentísimo Firefly.


Sopa de ganso” es la última película que los Marx hicieron con la Paramount. Es la que contaron con un realizador de mayor prestigio (Leo McCarey). Es una película consagrada al disparate continuo de sus chistes (no aparecen Harpo y Chico tocando el arpa y el piano). Se mete con toda la política internacional en el mismo año en que Hitler era nombrado canciller de Alemania (no olvidemos que los Marx eran judíos). Y supuso la última película en la que todo, absolutamente todo, estaba dispuesto a su lucimiento en pantalla. Pese a no suponer el exitazo de “Plumas de caballo”, tampoco resultó un fracaso comercial y los Marx (descontentos con la productora) no renovaron con la Paramount. Obtuvieron mejores condiciones, convertidos ya en estrellas de Hollywood, en la siguiente compañía, la Metro Goldwyn Mayer, adonde llegaron apadrinados por el productor Irving Thalberg. Y ahí se inició la “fórmula Thalberg” que les condicionaría el resto de su filmografía: los hermanos Marx seguirían haciendo sus chistes y sus bromas, pero la historia principal sería no ya un musical, sino una comedia romántica. En adelante, en sus películas, los Marx se encargarían de ayudar a estar juntos a la pareja de enamorados de turno. La fórmula se estrenó con la que sería su película más exitosa: “Una noche en la ópera” (A night at the opera, Sam Wood, 1935).

Es cierto que el humor ácido e iconoclasta seguiría en esta nueva etapa. Pero “Sopa de ganso” marca el punto de no retorno. Se trata de su película más política, donde los millonarios deciden quiénes gobiernan (es el personaje de Margaret Dumont quien escoge de presidente a Rufus T. Firefly); donde los gobernantes son holgazanes, arbitrarios e ignorantes (el famoso chiste de Groucho de la película: “Este informe lo entendería hasta un niño de cuatro años, traiga a un niño de cuatro años porque no entiendo nada”); donde la diplomacia se mueve por motivos poco elevados y por las dinámicas egoístas e imperialistas de los países; y donde la guerra es un negocio que se creen todos los ignorantes (los habitantes de Freedonia reciben cantando alborotados la declaración de guerra del gobierno). El impacto fue, de hecho, muy profundo en los propios Marx. Fue a partir de ese momento cuando Groucho empezó a adquirir una conciencia política que crecería hasta el punto de que, décadas más tarde, Richard Nixon lo considerase un enemigo público. Y fue también cuando Harpo inició una gira por la URSS que le haría participar en diversos movimientos políticos.


Este carácter único de “Sopa de ganso” es lo que, años después, llamó especialmente la atención sobre los Marx en Europa, lo que marcaría las diferencias de recepción de estos cómicos. En Europa, los hermanos Marx son conocidos por el cine, y Groucho es el más valorado porque nos parece el más ingenioso, lo que se debe, en parte, a la imposibilidad de entender el personaje de Chico fuera de Estados Unidos: comprender ese estereotipo de inmigrante italiano de principios de siglo que no tiene un duro y que usa el ingenio para sobrevivir al tiempo que trufa su discurso de juegos de palabras tan disparatados como intraducibles es tan difícil como exportar fuera de España la comicidad de Pepe Isbert. Sin embargo, los hermanos Marx fueron, para los estadounidenses, unos cómicos con una constante presencia en radio y televisión y que, además, hicieron películas. Groucho es un icono no tanto por sus películas como por esta presencia mediática, por estar, por ejemplo, quince años presentando el popular concurso “You bet your life” (en los años 40 y 50) en los que aparecían la mayor parte de los chistes y ocurrencias por los que se le recuerda en la actualidad. Tenemos una parte mínima de los Marx (como si en Estados Unidos tuvieran que valorar a Martes y Trece por sus películas), pero se trata de un parte significativa de la que “Sopa de ganso” es su ejemplo más extremo.

Si los Marx fueron domesticados a partir de “Una noche en la ópera”, no digamos ya el cine surrealista y político de “Sopa de ganso”. Se produjo toda una convergencia de tendencia liberal en la película, como la obra “Of thee I sing” de George S. Kaufman y Morris Ryskind, con numerosas escenas que acabaron plasmadas en el guión original. Y todo ello en el ambiente del Hollywood de aquella época, donde las comedias se podían reír de la institución matrimonial, donde cabían películas como “Sopa de ganso” o “El gran dictador”. Por eso la película nos parece irrepetible tanto tiempo después y por eso da la sensación de que, en términos de censura y de consumo cultural, no hayamos hecho más que retroceder desde entonces.

Manuel de la Fuente (EfeEme)


Sra. Teasdale: ¡Oh Excelencia! Le estábamos esperando. Como presidenta del comité de recepción le expreso los mejores deseos de cada hombre, mujer y niño de Freedonia.
Rufus T. Firefly: No diga tonterías. Coja una carta.
Sra. Teasdale: ¿Una carta? ¿Y qué hago con una carta?
Rufus T. Firefly: Se la puede quedar, aún me quedan cincuenta y una. Bueno qué decía.
Sra. Teasdale: Como presidenta del comité de recepción le doy la bienvenida con los brazos abiertos.
Rufus T. Firefly: Sí ¿y hasta que hora los tiene abiertos?
Sra. Teasdale: He apoyado su nombramiento porque considero que es usted el consejero más capacitado de Freedonia.
Rufus T. Firefly: Es un concepto bastante amplio. Y usted también es bastante amplia, será mejor que se largue, he oído que van a construir unas oficinas donde está usted. Se puede ir en taxi, si no consigue uno se puede ir indignada. Y si es pronto váyase dentro de un minuto. ¿Sabe que no ha dejado de hablar desde que he llegado? Le habrán vacunado con la aguja de un tocadiscos.
Sra. Teasdale: El futuro de Freedonia depende de usted. Prométame que seguirá fielmente los pasos de mi marido.
Rufus T. Firefly: ¿Qué les parece? No llevo ni cinco minutos en el cargo y ya se me está insinuando. No es que me importe pero, dónde está su marido.
Sra. Teasdale: Oh, ha muerto.
Rufus T. Firefly: Seguro que solo utiliza eso como excusa.
Sra. Teasdale: Estuve con él hasta el final.
Rufus T. Firefly: No me extraña que falleciera.
Sra. Teasdale: Lo estreché entre mis brazos y lo besé.
Rufus T. Firefly: Entonces fue un asesinato. ¿Se casaría conmigo? ¿Le ha dejado mucho dinero? Responda primero a lo segundo.
Sra. Teasdale: Me dejó toda su fortuna.
Rufus T. Firefly: No me diga, no comprende lo que intento decirle, la amo.
Sra. Teasdale: ¡Excelencia!
Rufus T. Firefly: Usted tampoco está mal.

Rufus T. Firefly: Bailaría con usted hasta que las ranas críen pelo. Prefiero bailar con una rana hasta que usted críe pelo.

Rufus T. Firefly: (Dictando una carta) Estimado dentista. Adjunto le mando un talón que quinientos dólares, atentamente… ¡Envíela inmediatamente!
Bob Roland: Primero tendré que adjuntar el talón.
Rufus T. Firefly: Si lo hace le despido.

Chicolini: Recuerda que nos dio una fotografía de un hombre y nos dijo que lo siguiéramos.
Trentino: Eh, Sí.
Chicolini: Pues nos pusimos a trabajar en seguida y en una hora, en menos de una hora.
Trentino: ¿Si?
Chicolini: Perdimos la fotografía. Trabajamos deprisa ¿Eh?

Ministro de Economía: Excelencia aquí tiene el informe de la Tesorería, espero que esté claro.
Rufus T. Firefly: ¿Claro? Hasta un crío de cuatro años podría comprenderlo. (Dirigiéndose a Bob Roland) Búsqueme a un crío de cuatro años, a mí me parece chino.

Rufus T. Firefly: ¡Hablaré con mi abogado en cuanto acabe su carrera!

Sra. Teasdale: Excelencia, pensaba que se había ido.
Rufus T. Firefly: No, no. No me he ido no.
Sra. Teasdale: Pero si le vi con mis propios ojos.
Rufus T. Firefly: ¿Y a quién vas a creer a mí o tus propios ojos?

Rufus T. Firefly: Teniente ¿Por qué no puso los documentos del sumario en mi cartera?
Bob Roland: Pues no pensé que fueran importantes. Excelencia.
Rufus T. Firefly: No pensó que fueran importantes. Tenía el postre envueltos en esos documentos.

Rufus T. Firefly: Caballeros, Chicolini puede hablar como un idiota y tener aspecto de idiota. Pero que eso no les engañe. Es realmente un idiota.

Capitán: Excelencia. Están derrotando a nuestros hombres en campo abierto, sugiero que hagamos trincheras.
Rufus T. Firefly: ¿Hacer Trincheras? ¿Con nuestros hombres muriendo como moscas? No hay tiempo para hacerlas. Las compraremos hechas, tenga, salga a comprar unas cuantas.
Capitán: ¡Sí, señor!
Rufus T. Firefly: ¡Un momento! (señalándose el cuello) Que sean así de altas. Nos ahorraremos pantalones. ¡Un momento! (señalándose por encima de la cabeza) Así nos ahorraremos el uniforme entero.
Capitán: ¡Sí, señor!

Bob Roland: El general Smith informa de un ataque con gases.
Rufus T. Firefly: Que se tome una cucharada de bicarbonato en medio vaso de agua.

Rufus T. Firefly: (Tras el sorteo de quién irá a avisar al General a través del campo de batalla) Es usted un hombre valiente, cruce las líneas y recuerde, mientras esté ahí fuera jugándose la vida nosotros estaremos aquí dentro pensando lo idiota que es.


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