Título original: El perro del hortelano
Dirección: Pilar Miró
Guión: Pilar Miró (Teatro: Lope de Vega)
Fotografía: Javier Aguirresarobe
Música: José Nieto
Producción: Cayo Largo Films
País: España
Año: 1996
Género: Drama. Comedia
Duración: 108 min.
Intérpretes: Emma Suárez (Diana), Carmelo Gómez (Teodoro), Ana Duato (Marcela), Miguel Rellán (Fabio), Ángel de Andrés (Ricardo), Juan Gea (Federico), Blanca Portillo (Dorotea), Fernando Conde (Tristán), Rafael Alonso (Ludovico), ...
Diana, condesa de Belflor, es una joven perspicaz, impulsiva e inteligente. Está enamorada de Teodoro, su secretario, pero comprueba que éste ya está comprometido con Marcela. Movida por los celos y la envidia, hace todo lo posible para separar a los dos enamorados. Adaptación cinematográfica de la obra de Lope de Vega que respeta el texto en verso. Obtuvo siete premios Goya. (FILMAFFINITY)
Adaptación cinematográfica de la famosa obra de Lope de Vega, escrita en 1613, sobre una historia de amor y celos. Ambientada en el Nápoles renacentista, relata en verso las aventuras sentimentales de la bella condesa de Belflor, Diana, y de su apuesto secretario, Teodoro, que han universalizado el dicho popular de “el perro del hortelano, que ni come, ni deja comer”.
Se trata de una de las grandes comedias del “Fénix de los Ingenios”, llena de realismo e inventiva, cuya movilidad rítmica, cambio de escenarios, lugares de acción y decorados, amés de la descripción de caracteres y psicologías de los personajes, serán ya precursoras del lenguaje fílmico. De ahí que una especialista de los clásicos como Pilar Miró se atreviera a poner en imágenes la pieza original. “Esta no es un adaptación libre –manifestó la realizadora con motivo de su estreno comercial–, es una adaptación al cine. Desde el momento que se respeta el texto no puedes contar con otra cosa. No sé por qué no se ha hecho antes. Unimos el Siglo de Oro a un ‘tocho’; tenemos muchos prejuicios, sobre todo con la nuestro. El problema es un absoluto desconocimiento, el desprecio que nosotros tenemos a nuestra cultura popular. La elegí –concluye la Miró– por dos razones: es una obra que está traducida a todos los idiomas y tiene una serie de peculiaridades que convierten a este texto en algo excepcional”.
Ciertamente, de excepcional cabría calificar a la película realizada por esta discutida cineasta española, premiada en Argentina e Italia y aplaudida en el Festival de Londres’96. Con un presupuesto que supera los 600 millones de pesetas, Pilar Miró tuvo serias dificultades para terminar un filme de difícil aceptación por el gran público (éramos cuatro personas en la sala la tarde del estreno). Filmado en Portugal, cambió de manos la producción en pleno rodaje y contó con la entrega generosa de un equipo técnico y artístico que se entusiasmó con el ambicioso proyecto. Asimismo, posee un reparto de excepción –nunca estuvo más encantadora Emma Suárez, quien supera a su “partenaire” Carmelo Gómez– entre el que hay que destacar a Ana Duato, como Marcela, y Fernando Conde, como Tristán.
Pero El perro del hortelano no es sólo un ejercicio de estilo; sino uno de los 2.200 dramas y autos que escribió Lope de Vega (1562-1635) –de los cuales únicamente se conservan alrededor de 400– inspirados en la historia española, donde dio a luz tipos tan inolvidables como Enrique III, Alfonso II, Pedro el Cruel, Alfonso VII, el Comendador de Ocaña, el Maestre de Calatrava… Inspiración literaria que alcanzaría su culmen dramática en las comedias de capa y espada donde también pintó a lo vivo –pese al conceptismo que dominaba algunos de sus pasajes– la sociedad de su época. Por eso, junto a El acero de Madrid, Las flores de Don Juan, Las bizarrías de Belisa, El premio del bien hablar o La boba para los otros y discreta para sí, sobresale esta pieza llevada ahora a la pantalla con brillantez.
Rica y elegante en su concepción –sobran unos planos pasajeros de exhibicionismo sensual–, la Miró ha sabido combinar el estilo plástico del inmortal escritor en torno a dos ejes temáticos: el amor y el honor. Por otra parte, la cinta se deleita con la casuística neoplatónica amorasa y con la complicada arquitectura de la décima –el verso nunca se hace pesado durante la narración cinematográfica y sólo falta un soneto del libreto original–. Además, como hiciera Lope de Vega, El perro del hortelano incide en chistes y anécdotas divertidas; por lo que los aficionados de nuestra época pueden aceptar la obra al igual que el espectador iletrado del Siglo de Oro, que, sin llegar a su fondo crítico, acaso se apasionaba por el relato y los detalles jocosos de la acción. Pues la voluntad de Pilar Miró ha sido seducir al público actual: “Que aprendan a amar los clásicos. No me gustaría que fuera la única película… Y no es una amenaza”. (Y lamentablemente ha sido la última. Porque a finales de 1997, esta buena profesional del cine español falleció de un infarto.)
José María Caparrós Lera, El cine de nuestros días (1994-1998), pgs. 64-65 – Google Books
No sé, Tristán; pierdo el seso
de ver que me está adorando
y que me aborrece luego.
No quiere que sea suyo
ni de Marcela, y si dejo
de mirarla, luego busca
para hablarme algún enredo.
No dudes; naturalmente,
es del hortelano el perro:
ni come ni comer deja,
ni está fuera ni está dentro.
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