Título original: Carnage
Dirección: Roman Polanski
Guión: Yasmina Reza, Roman Polanski, (Teatro: Yasmina Reza)
Fotografía: Pawel Edelman
Música: Alexandre Desplat
Producción: SBS Productions, Constantin Film Produktion, SPI Film Studio, Versátil Cinema, Zanagar Films, France 2 Cinéma, Canal+, CinéCinéma, France Télévisions, Polish Film Institute, Wild Bunch
País: Francia / Alemania / Polonía
Año: 2011
Género: Comedia. Drama
Duración: 79 min.
Intérpretes: Jodie Foster como Penelope Longstreet, Kate Winslet como Nancy Cowan, Christoph Waltz como Alan Cowan, John C. Reilly como Michael Longstreet, Elvis Polanski como Zachary, Eliot Berger como Ethan, Joseph Rezwin como Walter (Voz), Nathan Rippy como Dennis (Voz), Tanya Lopert como Madre (Voz), Julie Adams como Secretaria (Voz)
Adaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. Ha sido rodada en Europa, pero la historia se desarrolla en Nueva York. En la obra original, los protagonistas son dos matrimonios que se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados. (FILMAFFINITY)
Roman Polanski vuelve a deleitarnos con una fenomenal película en lo que es la adaptación a la gran pantalla de una brillante obra teatral de Yasmina Reza que también ha colaborado en el guión. El resultado es una delirante exploración de la hipocresía social, la educación de los hijos y de los mezquinos intereses que parecen ser determinantes en el comportamiento de las llamadas sociedades avanzadas.
Para todo ello, la película se basta de un único escenario, un hogar familiar en el centro de Nueva York y de cuatro personajes, dos matrimonios cuyos hijos han tenido un altercado y se reúnen para zanjar el asunto con buenas maneras. Es realmente extraordinaria la manera en que se traza esa transformación de estos representantes de la clase media acomodada que se van quitando sus caretas y perdiendo los modales, pasando de un el tono conciliador a extremos casi irracionales en unas horas.
Bastan pocas escenas para darnos cuenta de que estos adultos acaban siendo mucho peores que los niños que se han peleado, dejando al descubierto su doble moral, el cinismo y el poco aguante que tienen. Además, es loable como en esa disputa de egos los roles de los protagonistas se van intercambiando, e incluso se generan empatías que en ciertos momentos desembocan en una guerra de sexos que saca a la luz los trapos sucios de las parejas.
Recorrida por un humor negro ácido de principio a fin que ridiculiza a estos caracteres, también resulta un divertimento sin desperdicio, aunque no debe pasarse por alto la reflexión que propone.
El cuarteto de actores está realmente fenomenal en un trabajo exigente, como ya se puede intuir solamente viendo el cartel anunciador. Tanto una visceral Jodie Foster, como Kate Wislet (‘Titanic’), John C.Reilly, y sobretodo Christoph Walz que vuelve a bordar un papel con muchas aristas. Su interpretación es decisiva para elevar aún más el resultado final.
Ochenta minutos sin desperdicio que nos meten de lleno en el lugar de la acción, donde una inteligente realización contribuye a transmitir ese ambiente de tensión, primero contenida y después desatada, que recorre el relato.
Eduardo Casanova (Notas de prensa)Entrevista con el director
El filme denuncia la hipocresía de lo políticamente correcto. ¿Cómo lo lleva usted en la vida real?
No tengo ningún respeto por lo políticamente correcto. Es hipocresía lo que se esconde tras eso en la sociedad actual. Pero admito que la situación que se presenta en la vida de estos personajes es algo que conozco perfectamente, porque tengo dos hijos de 18 y 13 años y sé los problemas entre compañeros y las conversaciones entre padres y profesores. Es algo a lo que todos los padres hemos tenido que enfrentarnos alguna vez.
En su película son los adultos los que se comportan como niños.
Sí, la única diferencia es que los padres mantienen el cabreo durante largo tiempo, mientras que a los niños se les pasa enseguida.
Mantiene el confinamiento del escenario teatral. ¿Por qué?
Porque de haber llevado la acción fuera de ese confinamiento, que es el apartamento donde vive esta familia, habría resultado muy artificial. No entiendo ese miedo al confinamiento. A mí me resulta muy atractivo. En mi juventud, cuando empecé a aficionarme al cine, me atraían este tipo de películas, como el “Hamlet” de Laurence Olivier, que virtualmente transcurre en un tenebroso castillo con corredores y escaleras. Cuando hice “La muerte y la doncella” (1994), traté de hacer lo mismo que en esta película.
¿Por qué esa fascinación por los espacios cerrados?
No sabría decirle, pero es cierto que desde pequeño me atraían esas películas filmadas entre cuatro paredes, más que ver una película de batallas en grandes espacios entre dos frentes donde no sabes quién pelea contra quién.
Por eso siempre recurro a los espacios cerrados. En mi primera película solo tenía tres personajes, aunque en esa ocasión estaba en un barco.
Escribió parte de este guión cuando estuvo encarcelado (en 2009 fue detenido en Suiza por los cargos de 1977). ¿Influyó eso a la hora de crear las escenas?
En lo único en que influyó mi cautividad es en que me concentré de lleno en escribir. No tenía nada que me distrajera de mi trabajo.
¿Qué diferencia hay entre dirigir a cuatro actores en una habitación y a un ejército de un campo de batalla?
Pura logística. En los grandes espacios, el director tiene que dirigir el tráfico más que a los actores. En esta película, con cuatro actores en una habitación, la dificultad radica en saber quién mira a quién o quién habla con quién, y tú y la cámara estáis ahí como si fuerais el observador, sin pensar en la posición o el movimiento de la cámara.
Pero eso no significa que prefiera esto a los grandes espacios, porque hacer películas como “Tess” (1979) o “Piratas” (1986) supuso un tremendo desafío. Y eso es lo que más me gusta: resolver los problemas técnicos que se te presentan en un rodaje.
Paz Mata- El Dominical- 13 noviembre 2011
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