viernes, 16 de diciembre de 2011

Los Vampiros, Louis Feuillade, 1915



Título original: Les Vampires
Dirección: Louis Feuillade.
Guión: Louis Feuillade, Georges Meiers.
Fotografría: Guérin, Manichoux.
Decorados: Robert-Jules Garnier.
Producción: Film Gaumont (París).
País: Francia.
Estreno: 13 de noviembre de 1915.
Género: Thriller
Duración: 420 min. (repartidos en 10 episodios).
Intérpretes: Édouard Mathé (Philippe Guérande), Marcel Lévesque (Oscar Mazamette), Stacia Napierkowska (la bailarina Marfa Koutiloff), Jean Ayme (el Gran Vampiro), Fernand Hermann (Juan José Moreno), Musidora (Irma Vep), Mme. Simoni (señora Guérande), Gaston Michel (Benjamín), Bout-de-Zan (Eustache Mazamette), Louise Lagrange (Jane Brémontier).


París está tomada por un terror invisible y sin nombre, contra el cual la policía no tiene nada que hacer. Una organización criminal conocida como "Los vampiros" siembra el caos con sus asesinatos, robos y secuestros. No hay crimen demasiado atrevido o deleznable para ellos. Poco se sabe acerca de la banda de villanos, excepto que están dirigidos por el Gran Vampiro y su seductora pareja, Irma Vep. Un periodista, Philippe Guerande, investigando el asesinato de un gobernante, se acaba cruzando con los vampiros, y así empieza una larga cruzada para liberar París del mal. La película fue dividida a modo de serie en 10 capítulos, sentando un precedente en esta práctica. (FILMAFFINITY)




1. La cabeza cortada.
Ha sido hallado el cuerpo decapitado del inspector Ductal, encargado de investigar a la peligrosa banda criminal «los Vampiros». El reportero Philippe Guérande descubre la cabeza del inspector en el castillo de La Chesnaye, pero el asesino, apodado el Gran Vampiro, logra escapar.

2. El anillo que mata.
El Gran Vampiro asesina con una daga envenenada a la bailarina Marfa Koutiloff, prometida de Guérande. Philippe es capturado por los vampiros y condenado a muerte. Mazamette, miembro de la banda en deuda con Philippe, le libera. En su huida, Philippe provoca que el Gran Inquisidor, uno de los líderes de la organización, sea abatido por los Vampiros.

3. El criptograma rojo.
Philippe logra descifrar un criptograma encontrado en el cuerpo del Gran Inquisidor. Tratando de recuperarlo, la cantante Irma Vep, miembro destacado de la banda, se introduce en casa de Philippe como sirvienta. La madre de Philippe, que ha sido tomada como rehén, es finalmente liberada.

4. El espectro.
Los vampiros asesinan al señor Métadier, que ha sido encargado de trasladar los fondos de la banca Duval a Rouen, para apoderarse del dinero. Pero Juan José Moreno, un ladrón, se hace pasar por Métadier con idéntica intención. Finalmente, Moreno es capturado por Philippe y los vampiros logran hacerse con el botín.

5. La evasión del muerto.
Simulando un envenenamiento, Moreno logra huir de prisión. Philippe es capturado y enviado en un baúl, pero logra escapar. Moreno recupera su botín.

6. Los ojos que fascinan.
Irma sigue los pasos de dos turistas americanos, autores de un importante robo al millonario Baldwyn. Con su mirada hipnótica, Moreno convierte a Irma en su amante. Bajo su influjo, la mujer mata al Gran Vampiro cuando éste le pide explicaciones.

7. Satanás.
Moreno e Irma se someten a Satanás, auténtico jefe de la banda. Juntos planean estafar a Baldwyn. Pero su cómplice, Flor de Lis, es reconocida por la policía lo que facilita la detención de Moreno e Irma.

8. El maestro del impacto.
Moreno es ejecutado. Satanás está a punto de eliminar a Philippe con una bomba de relojería, pero es detenido y se envenena.

9. El hombre del veneno.
Los Vampiros envenenan el champagne en la boda de Philippe con Jane Brémontier. Descubierto el ardid, los vampiros huyen. Irma es de nuevo capturada y posteriormente liberada por Vénénos, nuevo jefe de la banda.

10. Bodas ensangrentadas.
Los Vampiros capturan a Jane. La policía la rescata irrumpiendo en la celebración de la boda entre Vénénos e Irma y acaba con ellos. Philippe y Jane son ahora felices.


Tras el fuerte calado popular que ha obtenido su serie Fantômas, Feuillade se halla en vano intentando repetir suerte cuando le sorprende el estallido de la Gran Guerra. Movilizado en 1915, el realizador filma pequeñas farsas y películas históricas, entre las que intercala algún drama patriótico. Al ser licenciado en junio por razones médicas, Feuillade regresa a un París completamente distinto al que ha conocido. La mayoría de los actores y técnicos se encuentran en el ejército, escasea el dinero y la electricidad está restringida. Pero el lanzamiento de Les mystères de New York (The Exploits of Elaine) por la productora rival Pathé con la dinámica Pearl White, obliga a Feuillade a una contestación y, en calidad de director de la casa Gaumont, pone en pantalla Les Vampires.

El deficiente estado en que se hallan los estudios durante la guerra, fuerza a Feuillade a rodar en las calles, hándicap que acaba convirtiéndose en una de las grandes bazas del film. En efecto, los barrios bajos parisinos con sus calles empedradas, sus sórdidos edificios y sus descampados, ofrecen el mejor telón de fondo a una trama profusa en personajes y peripecias. Tamaño despliegue de lances argumentales viene motivado por la irregular disponibilidad de los actores, que son constantemente movilizados para ir al frente. De esto deriva otro gran acierto ya que, al irse improvisando según las circunstancias, resulta imposible predecir el desenlace. La espontaneidad de que hacen gala los intérpretes concede a la serie una mayor credibilidad.


De entre todos ellos, Musidora es nuestra debilidad; enfundada en un ceñidísimo maillot negro, resulta memorable en su papel de la pérfida Irma Vep. Ciertamente, Feuillade presenta el mal de una manera más elaborada y sugerente que el bien, pero es por simple fidelidad a la moda literaria imperante, tendente a envolver a los delincuentes y al continuo azote al que someten la calle con un halo de romanticismo.

La serie es estrenada a intervalos regulares durante 1915 y 1916, logrando un enorme éxito, incluso superior al de su predecesor Fantômas. Los miembros del movimiento surrealista valoran el desprecio a lo establecido del que hace gala la serie y la adoran.


Los Vampiros, maestros en el arte de disfrazarse –suelen llevar capuchas negras y leotardos para cometer sus delitos-, tienen como líderes a cuatro que van muriendo sucesivamente y son servidos con fidelidad por la vampiresa Irma Vep (cuyo nombre es un anagrama de vampiro). Irma constituye el alma y el corazón no solo el de la banda, sino también de la película. Encarnado con voluptuosa vitalidad por Musidora, que gracias a ello se convirtió en una estrella, Irma es el personaje más atractivo de la cinta y supera sin problemas al soso héroe Guérande y su contrapunto cómico Mazamette (Marcel Lévesque). Su carisma subvierte el tema del bien contra el mal y contribuye al tono amoral de la película, reforzado porque los buenos utilizan con igual frecuencia que los malos métodos poco escrupulosos, así como por la feroz matanza de los Vampiros al final de la historia.



Al igual que en las historias de detectives y de casas encantadas, Los vampiros crea un mundo de orden burgués de aspecto inamovible al tiempo que lo socava. Las espesas paredes y suelos de los castillo y hoteles están plagados de puertas falsas y paneles secretos. Las enormes chimeneas sirven de ruta de escape para asesinos y ladrones, que corretean sobre los tejados de París y suben y bajan por las tuberías como monos. Los taxistas suelen transportar polizones en el techo y abren trampillas para que los fugitivos accedan a refugios secretos. En un momento dado, el héroe se asoma a la ventana de su apartamento, situado en el último piso del edificio, y en ese mismo instante le pasan un lazo alrededor del cuello, tiran de él y lo arrojan a la calle, lo meten en una gran cesta y lo depositan en un taxi en menos tiempo del que se tarde en decir <¡Irma Vep!>. En otra escena, una pared con chimenea se abre para dejar paso a un enorme cañón, que se desliza hasta la ventana y dispara proyectiles contra un cabaré cercano.


Para reforzar esta atmósfera de estabilidad caprichosa, el argumento está construido alrededor de una serie de sorpresas inverosímiles, que implican apariencias engañosas a ambos lados de la ley: personajes que vuelven a la vida, pilares de la sociedad (un cura, un juez, un policía) que resultan ser Vampiros, y Vampiros que son agentes de la ley infiltrados en la banda. Lo que es fundamental para la evolución del thriller, y lo que lo convierte en un pionero de la forma, es la capacidad de Feuillade para crear, a una escala amplia e imaginativa, un mundo doble, sólido y onírico, conocido y desconocido.


Fuentes:
Luis Enrique Ruiz, Obras pioneras el Cine Mudo (1895-1917)

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