lunes, 28 de noviembre de 2011

El espíritu de la colmena, Víctor Erice, 1973


Título original: El espíritu de la colmena
Dirección: Víctor Erice
Guión: Víctor Erice & Ángel Fernández Santos
Fotografía: Luis Cuadrado
Música: Luis de Pablo
Producción: Elías Querejeta P.C.
País: España
Año: 1973
Género: Drama
Duración: 94 min.
Intérpretes:  Ana Torrent, Fernando Fernán-Gómez, Isabel Tellería, Teresa Gimpera, Laly Soldevilla, José Villasante



Ocurrió en un pueblo castellano a mediados de los años cuarenta, es decir, en plena postguerra. Un domingo, Isabel y Ana, dos hermanas de ocho y seis años respectivamente, vieron la película "El Doctor Frankenstein". A la pequeña le causó tal impresión que no dejaba de hacer preguntas sobre el monstruo a su hermana mayor. Cierto día, la familia se dio cuenta de que Ana había desaparecido de la casa. Y mientras todo el pueblo la buscaba, ella consiguió ver a Frankenstein reflejado en las aguas del río por la luz de la luna. Y desde entonces lo sigue invocando… (FILMAFFINITY)


Érase una vez...

Así comienza esta película, una fábula infantil sobre el despertar de la infancia al mundo, ejemplarizado por dos niñas de unos seis y ocho años de edad, que hacen frente a la vida a través de la muerte, a la realidad por medio de la fantasía. Pero también trata de muchas cosas: mientras las niñas despiertan, diríase que los adultos duermen, en una vida que no es vida, encerrados en una colmena, atrapados en las penurias de la posguerra franquista, atrapados en un páramo yerto, ajeno a la realidad.

En este mundo, un pueblo de la meseta castellana al finalizar la Guerra Civil, vive una familia conformada por Fernando, el padre, Teresa, la madre, y Ana e Isabel, las niñas; que los personajes se llamen igual que los actores que los representan es la prueba de que se trata de arquetipos, que nos movemos en un mundo plagado de simbolismos y representaciones, de ficciones antes que realidades. Cada uno de ellos se enfrenta al mundo de un modo diferente. Fernando se dedica a cuidar de sus abejas, escribir en su diario o pasear por el monte, donde va abriendo los ojos a las niñas, como cuando les enseña a reconocer las setas venenosas de las comestibles. Teresa se dedica a pasar la existencia en solitario, escribiendo cartas y esperando algo que quizá nunca llegue: puede que sea alguien que vive fuera de España, en la sede de la Cruz Roja Internacional sita en Niza (Francia), como se puede leer en la carta que quema, quizá un amante, o un hermano, un republicano huido de las fuerzas franquistas, acaso aquel que la niña encontrará en el caserón y confundirá con el monstruo. Las niñas, en definitiva, exploran el mundo abriéndose a él, a partir de la fascinación que les ejerce la muerte: al volver del cine, Ana pregunta a Isabel porqué el monstruo mató a la niña, y porqué luego matan al monstruo; Isabel intenta estrangular al gato, y luego se pinta los labios (se hace mujer) con la sangre producida por el arañazo del felino furioso; Isabel juega a estar muerta ante Ana, quien duda sobre la realidad del hecho; Ana encuentra a alguien en el caserón perdido en la meseta, acaso un maquis fugado, pero que para ella es Frankenstein: cuando la Guardia Civil acaba con él, ella encuentra restos de sangre en una piedra, enfrentándose por vez primera, si bien de forma esquinada, con la muerte.




Con todos, ambas niñas se enfrentan a la (ir)realidad de formas distintas: Isabel es mayor, más escéptica quizá, y sus juegos son conscientes ficciones; Ana, más joven, aún no es capaz de distinguir la realidad de lo que no es, aún es capaz de vislumbrar ese mundo mágico que coexiste entre nosotros, y que paulatinamente vamos perdiendo al hacernos más mayores, más prosaicos. Para ella el hombre del caserón es el monstruo de Frankenstein, que le quedará confirmado ha sido muerto por su padre, de ahí su huida. Una huida que la conducirá a encontrarse con el monstruo, con sus propios fantasmas: la confirmación de que ha perdido ese mundo le provocará el trauma.

Todo ello es narrado de una forma sutil, casi minimalista, por medio de tenues detalles que van cayendo con suavidad, casi imperceptiblemente, pero que van conformando uno de los mundos más ricos que ha deparado el cine español. La magistral fotografía impresionista de Luis Cuadrado, que retrata la casa de la familia en color miel, representando la colmena en la cual los personajes se hallan atrapados, como insectos en ámbar; la melodía de Luis de Pablo, bocetada por medio de tonadas infantiles, en particular Vamos a contar mentiras, que trasluce las intenciones del realizador, Víctor Erice, en plantear una dura realidad que se sostiene sobre los fuertes hilos de la fantasía.

El espíritu de la colmena es una de las mejores películas que ha ofrecido el cine español en toda su historia, y una de las más hermosas parábolas de la cinematografía mundial sobre la inocencia infantil, sobre la sorprendida mirada de una niña reflejada por los inmensos ojos de Ana Torrent.




Anécdotas:

* Premios: Concha de Oro en el Festival de San Sebastián 1973. En 1974, el Círculo de Escritores Cinematográficos la premió como mejor película. * El filme derivó de un proyecto de hacer "una película de Frankenstein". 
* El episodio del fugitivo confundido con un ser sobrenatural remite un tanto al film inglés Cuando el viento silba (Whitle Down the Wind, 1961), de Bryan Forbes; si en éste es confundido con el monstruo de Frankenstein, en aquél lo es con Jesucristo. 
* A Ana Torrent no le fue presentado el actor que hacía de monstruo, hallándose con éste directamente caracterizado, listos para rodar; eso le produjo un trauma y, quizá por ello, en el plano de la criatura alargando los brazos hacia ella se le ve temblando la barbilla de miedo. 
* El rodaje tuvo lugar donde transcurre la acción, así como en Parla (Madrid). 
* Los dibujos de los créditos iniciales fueron efectuados por las dos niñas protagonistas, así como por Alicia y María, hermanas de Isabel. 
* La película fue autorizada por el Ministerio de Información y Turismo el 5 de octubre de 1973, y estrenada en el cine Conde Duque de Madrid el 8 de octubre de 1973. Tuvo una recaudación de 260.511,37 €, con 520.901 espectadores.

Carlos Díaz Maroto (Pasadizo)


2 comentarios:

  1. Muchas gracias por tu hermosa reflexión.

    ResponderEliminar
  2. Siempre me he preguntado qué se rodó en Parla.

    ResponderEliminar