jueves, 10 de noviembre de 2011

El hijo único, Yasujirö Ozu, 1936


Título original: Hitori musuko
Diracción: Yasujirö Ozu
Guión: Yasujiro Ozu, Tadao Ikeda, Masao Arata
Fotografía: Shojiro Sugimoto (B&N)
Música: Senji Itô
Producción:  Shochiku Kinema Kenkyû-jo
País: Japón
Año: 1936
Género: Drama
Duración: 87 min.
Intérpretes: Chouko Iida, Shinichi Himori, Masao Hayama, Yoshiko Tsubouchi, Mitsuko Yoshikawa, Chishu Ryu, Tomoko Naniwa, Bakudankozo, Kiyoshi Seino, Eiko Takamatsu


Una mujer, que vive en el campo, intenta hacer lo máximo para que su hijo pueda tener una buena educación en Tokio. Años más tarde, le va a visitar a Tokio, pensando que es feliz y ha conseguido un buen nivel de vida. Pero se entera rápidamente que, al contrario, trabaja como profesor dando cursos por la noche y vive sumido en la pobreza con su mujer... (FILMAFFINITY)


La primera película sonora de Yasujirö Ozu es extraordinariamente conmovedora. El Hijo Único es una de las más grandes obras del director japonés, una simple historia sobre una madre bondadosa que renuncia a todo para asegurar la educación y el futuro de su hijo. 


La industria japonesa tardó en adoptar el cine sonoro. Los benshi (narradores orales que acompañaban las proyecciones con sus comentarios sobre la historia y su contenido emocional) eran muy populares entre el público y tenían gran relevancia en términos económicos. Ozu fue uno de los pioneros en la utilización del sonido a pesar de que en Occidente ya hacía años que se había incorporado a la producción cinematográfica (El cantor de jazz fue la primera película sonora que se estrenó y está datada en 1929). 


Ozu acomete la utilización de las técnicas del sonoro con maestría, las bellas discusiones entre la madre y el hijo están intercaladas con soberbios momentos de silencio, gracias principalmente a la inserción de planos fijos que muestran los alrededores, con el efecto poético añadido de la ropa ondeando al viento o los matorrales mecidos por la brisa. Las palabras no lo dicen todo, el hijo encuentra en el fondo de sí mismo las fuentes para tirar adelante aunque las palabras de la madre actúan como un bálsamo sobre el hijo que parecía haberse rendido ya, y se percibe una evolución en la concepción para la madre del término "un gran hombre", no tanto por su posición económica sino por su comportamiento desinteresado y noble.




El Hijo Único es posiblemente la más melodramática de todas las películas de Ozu aunque se identifica con el estilo del resto de su obra por los suaves momentos melodramáticos, los introspectivos planos estáticos de la geografía circundante y por una narrativa simplista. El tono de la obra anuncia una increíble precisión en el tratamiento de las relaciones familiares que Ozu extenderá al resto de su filmografía posterior.

Texto de Abu a partir de diferentes comentarios encontrados por la red.




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