sábado, 12 de noviembre de 2011

Visita submarina del acorazado Maine, Géorges Méliès, 1898

Título original: Visite sous-marine du Maine
Dirección: Georges Méliès.
Guión: Georges Méliès (actualidad reconstruida).
 Fotografía: Georges Méliès.
Producción: Georges Méliès para Star Film Studios (Montreuil, Francia).
País: Francia.
Estreno: abril de 1898.
Duración: 20 metros (1 min. aprox.). 



El film es una de las cinco cintas dedicadas a los sucesos de Cuba.

El reciente afán de los cineastas por llevar a la pantalla los hechos más relevantes de la actualidad mundial, brinda al espectador la oportunidad de degustar el cine en su vertiente catastrofista. En estas fechas, el conflicto hispano-norteamericano es, sin duda, una de las noticias más explotadas. Los EEUU basaron su declaración de guerra al hacer responsable a España de la voladura del acorazado Maine, ocurrida el 15 de febrero de 1898 en la bahía de la Habana (el 21 de abril de 1898). Pese a que la causa de tan desgraciado episodio, que provocó la muerte de 264 tripulantes, no puede ser establecida, influyentes grupos de presión yanquis se encargan de intoxicar a la opinión pública de su país para forzar una guerra que pueda asegurarles la influencia político-económica sobre Cuba.
Méliès nos ofrece su visión de la crisis cubana en una serie de cinco films que rueda en su estudio con gran meticulosidad, valiéndose para ello de las ilustraciones de los periódicos de la época. Encuadradas dentro de sus actualidades reconstruidas, las cintas recomponen los hechos mediante maquetas y efectos especiales muy logrados. La última, Les scaphandries au travail. Visite sous-marine du Maine, la más interesante de la serie, resulta una brillante recreación del reconocimiento del casco del buque hundido por buzos españoles y americanos. La minuciosidad del realizador se manifiesta sobre todo en la cuidada puesta en escena del film, que se complace en regalarnos con los primeros efectos cinematográficos del fondo del mar. Méliès muestra las evoluciones de los escafandristas filmándolos a través de un auténtico acuario en donde nadan peces vivos. Del conjunto, muy realista, el realizador se muestra especialmente orgulloso, hasta el punto de considerar la película como su obra maestra del género.

Luis Enrique Ruiz, Obras Pioneras del Cine Mudo (1895-1917), Ediciones Mensajero, Bilbao, 2000

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